samedi 3 novembre 2012

Rewolucyjną



He conseguido un pasaporte para ir a Londres, he quitado Viena con la idea vaga de pasar por Paris, he pasado por Munich y ahora heme aquî, Stuttgart, no tengo pensado quedarme mucho tiempo,  durante mi viaje he tenido el corazôn que palpita y la sangre que hierve en mis manos, pues  he dejado una Varsovia latente a una insurreacciôn  contra la amenaza rusa, he querido estar al tanto del avance ruso en Polonia, y ahora, lo he visto, ahora me ha llegado la noticia, hoy mismo: 8 de Septiembre, me he enterado con grande dolor que el general Paskevisch ha logrado atacar los faubourgs en Varsovia, y que ahora mismo esta ciudad ha sido debastada y aplastada por la armada rusa. Varsovia se ha rendido. Dônde han quedado aquellos dirigentes polîticos? Dônde han quedado los miles de combatientes que se han peleado con tanto coraje? Si, y asî como yo quizas ahora ya  han salido de Polonia lo antes posible.
Que coraje el mîo. Que dolor y furor siento, sobre todo la impotencia, que desesperaciôn la mîa !  Mi familia!  Qué serà de mi familia ? Elsner! Aùn no tengo noticias suyas.... Oh Dios acaso existes ? Sî, Tù existes y aùn no te has vengado por nosotros !  Acaso, no existen ya suficientes crimenes moscovitas? O serà que Tù mismo Eres parte de uno de ellos .. ?


El 8 de Septiembre de 1831 F. Chopin, una vez llegado a Stuttgart se entera de la toma de Varsovia ante la armada rusa, con coraje escribe su Estudio Revolucionario. En la primera parte se puede escuchar el grito de dolor, y en la segunda la impotencia de un hombre que no puede hacer nada.
En unas breves lîneas he querido imprimir el dolor que siente de desesperaciôn por los suyos momentos antes de componer el Estudio.

jeudi 1 novembre 2012

¿Cuántos historiadores se necesitan para cambiar un foco?


Lo cierto es de que esta pregunta ha llevado a ciertas investigaciones desde al menos unas 4 generaciones de historiadores.  El estudio se ha llevado a cabo desde finales del siglo XIX, es cierto que después de la invensiôn del foco en 1879 se ha generado mucha polémica a través de esta gran pregunta, podriamos resumirla en muchas deducciones contempladas como simples falacias, sin emabrgo ha cada propuesta generada por una hipotesis (obviamente)  encontramos un lago inmenso de alineamientos archivistas en torno al mismo asunto. Algunos ha sido tachados de maximalistas, o como yo prefiero decirles simplemente locos o chiflados.

Lo cierto es de que diversos fondos se han recaudado para asignar finalmente una respuesta precisa y clara a esta gran incognita. El CNRS (Centre National de la Recherche Scientifique) ha hecho panel de controversîa, haciendo precisiôn de una singularidad de preguntas, preguntas que el mismo APG HIstorikerkanzlei ha llevado a su sitio web. Y justo cuando todo parecîa olvidado, cuando se estaba quedando el asunto sin resolver alguién se animô y formulô lo siguiente:

Pregunta: ¿Cuántos historiadores se necesitan para cambiar un foco?
Respuesta: Existe un gran debate en torno a este tema. Hacia mediados del siglo XX, el consenso se inclinaba por ‘solo uno’: y esta interpretación teleológica y linear de la historia (‘Whiggish’) apoyó un conjunto de obras que celebraban la electrificación y el progreso como responsables del acto de cambiar un foco. Sin embargo, a inicios de los años 1960, los historiadores sociales rechazaron la escuela que promovía al ‘Gran Hombre’. Para ellos, produjeron trabajos de índole revisionista que enfatizaban las contribuciones de los asistentes de investigación y el personal de limpieza en la tarea de cambiar un foco. El nuevo consenso fue desafiado, a su vez, por quienes estudiaban la historia de las mujeres, criticando la interpretación que marginaba el rol de la mujer, señalando a su vez que los focos eran cambiados por las secretarias. Desde la década de 1980, los posmodernos han venido deconstruyendo lo que ellos consideran un discurso hegemónico represivo del cambio de foco. Este mismo discurso desliza una oposición binaria entre ‘luz’ y ‘oscuridad’ y privilegia una visión ‘falocentrista’ del bulbo sobre el zoquete, lo cual ellos perciben como colonialista, sexista y racista. Finalmente, una nueva generación de historiadores neo-conservadores ha llegado a la conclusión de que el foco no necesita ser cambiado y han procedido a alabar a Ronald Reagan y Margaret Thatcher por traer de vuelta la vieja bombilla.

Como es evidente, se va a necesitar más investigación sobre este tema.
Otras variantes a esta pregunta pueden encontrarlas a continuación:

P. ¿Cuántos historiadores revisionistas se necesitan para cambiar un foco?
R. A decir verdad, y en contra del consenso establecido, el foco nunca fue cambiado

P. ¿Cuántos historiadores culturales se necesitan para cambiar un foco?
R. Me interesa menos el foco en sí que los discursos que tratan sobre el cambio del mismo.

P. ¿Cuántos historiadores del arte se necesitan para cambiar un foco?
R. Se necesitan 11. Uno para cambiar el foco, cinco para mostrar versiones tempranas que pudieron haber influido en el mismo, y otros cinco para decir que los verdaderos responsables del cambio del foco fueron los aprendices.


Créditos: El autor de esta ocurrencia es David Leeson, profesor en Laurentian University. Su texto dio pie a otros comentarios, que pueden ser leídos en su 
perfil de Facebook. Agradezco a Paulo Drinot por haberme hecho notar este texto. El texto original, en inglés,  ha estado circulando por las redes, aunque con referencias a otros autores. La referencia a los historiadores revisionistas, culturales y del arte proviene de aquí. El párrafo introductorio es pura invención mía, al igual que la traducción del texto.